Las estimaciones de los distintos escenarios de desarrollo demográfico señalan que en 2050 asistiremos a un importante incremento de la población española con una edad superior a los 65 años. La esperanza de vida también experimentará un importante avance hasta acercarse a los 83 años de media, siendo las mujeres españolas las que disfruten de la tasa más alta de Europa.
En la actualidad, las personas mayores representan alrededor del 17% de la población española (en torno a 8 millones de personas), cifra que se duplicará, según proyecciones demográficas, siendo octogenarios una de cada dos personas mayores de 65 años.
Nuestra sociedad envejece a un ritmo sin precedentes y, al propio tiempo, tiene una percepción negativa de las personas mayores que es preciso cambiar. Sólo dejando al margen estereotipos podremos prepararnos para afrontar este envejecimiento de la población y ofrecer a nuestros mayores una vejez digna.
Un fenómeno que provocará desafíos socioeconómicos y nuevos retos científicos, políticos y sanitarios. Sin embargo, no hay que entender el envejecimiento como una amenaza al bienestar social, sino como el resultado de los avances conseguidos en las últimas décadas y una oportunidad para adelantarnos a los problemas que irán surgiendo en el resto de países de una manera progresiva.
A nivel individual, tenemos que prepararnos física, mental y económicamente para la llegada de esta etapa de la vida, que nos permitirá emprender nuevas actividades, retomar antiguas aficiones y contribuir al desarrollo de nuestro entorno.
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