La alimentación conlleva nutrirse mediante alimentos, hidratarse mediante líquidos, movilizar articulaciones para realizar el acto de comer, además conlleva un proceso social y una acción socializadora, ya que es un acto que todos realizamos diariamente, que tenemos en común y que habitualmente compartimos con otras personas.

La nutrición se considera un punto importante, dentro de la geriatría y el cuidado de las personas en la Tercera edad. Este es el factor común de muchas enfermedades, por tanto si se realiza adecuadamente se fomenta la salud en muchos aspectos.

Los profesionales de la nutrición valoran la cantidad de nutrientes que necesita una persona y elaboran menús específicos que procuran el bienestar integral de la persona y el beneficio de ésta. Existen diferentes tipos de dietas, en cuanto a texturas: la no triturada, la triturada y la mixta. Si nos centramos en la individualidad de la persona y su patología, la dieta puede ser hiposódica o diabética.

Es imprescindible que la persona se sienta cómoda con la dieta personalizada, ya que comer es un derecho necesario para vivir. Tiene que nutrirse de texturas y gustos agradables a su paladar, además las dificultades de deglución deben ser contempladas por los profesionales que elaboran la dieta. La persona tiene que disfrutar del placer de nutrirse y escoger aquello que le gusta y aquello que no, con el fin de fomentar la autonomía de la persona.