Uno de los objetivos que tienen los profesionales que atienden a personas mayores es conseguir que tengan el mayor grado de autonomía para mejorar su calidad de vida. Si tenemos en cuenta que la fisioterapia previene posibles lesiones, alivia dolencias y contribuye a mejorar la movilidad no hay mejor manera de contribuir a su autonomía que  recibir sesiones de fisioterapia.

El desgaste propio de la edad en las personas mayores hace necesario aumentar su masa muscular para evitar posibles caídas o fracturas. Cuando consiguen una mayor autonomía e independencia, aumenta su seguridad y también su autoestima.

El trabajo del fisioterapeuta se divide en diferentes áreas:

  • Preventiva, asistencial y de rehabilitación mediante tratamientos individuales o grupales que se adaptan a las distintas necesidades de los mayores.
  • Promoción de la salud para que los mayores se mantengan, en la medida de lo posible, físicamente activos.
  • Valoraciones, seguimientos y planes de atención individualizada (PAI) que permiten detectar las necesidades, plantear objetivos, así como los tratamientos a realizar.
  • Promover una adecuada higiene postural que repercute favorablemente en su día a día.

Se trata de una herramienta indispensable para las personas mayores a la hora de poder afrontar su edad y el paso del tiempo de la mejor forma posible y, además, es sinónimo de garantía de una mayor y mejor calidad de vida.