Las personas mayores sufren cambios físicos y personales, su entorno, ritmo de vida, prioridades y objetivos son diferentes, lo que se deja notar en su estado anímico. Es muy importante aprender a gestionar y afrontar de la mejor manera posible esta nueva etapa.

La depresión es difícil de detectar, ya que puede confundirse con otro tipo de dolencias propias de la edad. Los primeros síntomas suelen ser pérdida de apetito, alteraciones en la memoria, dolores, vértigos, insomnio, ansiedad e irascibilidad.

También los mayores con depresión comienzan a descuidarse de tareas y actividades básicas de la vida diaria, se incrementa su sensación de fatiga y cansancio pese a la escasa actividad, lo que provoca un aislamiento de su entorno más cercano, al no querer convertirse en una carga para sus seres queridos.

Una comunicación efectiva estimula y motiva a las personas mayores. A medida que pasan los años, y dependiendo de su estado de salud, una persona mayor va perdiendo su interacción social, por lo que mantener una comunicación efectiva y frecuente en todo momento es fundamental para evitar el sentimiento de soledad y mejorar su calidad de vida.

Los cuidadores hacen un excelente trabajo atendiéndolos en sus actividades diarias y acompañándolos, pero la conexión con familiares y amigos debe seguir presente para mantener su bienestar.